La escuela sigue siendo un espacio propicio para desnaturalizar en los estudiantes el uso de términos que descalifican o destratan y que no permiten construir relaciones saludables. Las palabras nos posibilitan expresarnos, manifestar nuestras emociones, ideas, pensamientos y tienen un gran valor en la formación del clima escolar, ya que con ellas podemos levantar muros o construir puentes.
Las palabras tienen la potencia de acompañar, cuidar, escuchar, estimular o todo lo contrario. Es por |ello, que nuestro desafío es que los estudiantes conozcan y reflexionen sobre el poder que ellas tienen, con el fin de aprender a promover relaciones saludables.
El uso de palabras que llamaremos mágicas: PERMISO, POR FAVOR, PERDÓN Y GRACIAS será un comienzo para crear buenos climas en el ámbito escolar y transferir esta experiencia en la familia, el grupo de amigos y otros ámbitos.
Los delegados del Centro de Estudiantes serán los encargados de promover y difundir esta práctica en cada curso, no solo pegando cartelería estimulando a decirlas sino también, comenzando a emplearlas.